«Tengo cuatro competidores: la muerte, la incapacidad, la enfermedad y la vejez. Mi trabajo consiste en llegar a mis clientes antes que mis competidores…» Mitchell Ostrove
Esta frase me encanta. Describe perfectamente lo que hacemos en Seguros B&C. Bueno, casi todo.
A mi entender solo le falta un pequeño componente:
Educar y ayudar a nuestros clientes para que un tsunami financiero no los deje imposibilitados para defenderse de nuestros cuatro competidores.
Esa es la razón por la cual hablo tanto de la próxima crisis económica.
Un sistema siempre al borde la crisis
A la gran mayoría de las personas nos gusta la estabilidad y la certidumbre. Y nuestro mundo rara vez ofrece ninguna de las dos. Sin entrar en detalles muy filosóficos acerca del porque de esto, la realidad es que vivimos siempre en la incertidumbre sobre el futuro.
Lo cual nos da trabajo a los agentes de seguros y asesores financieros independientes.
Pero al mismo tiempo nos crea dos problemas:
1.El que nuestros clientes tengan los medios para pagar por la certidumbre que les vendemos y;
2.Escoger a las empresas financieras que representamos en un esfuerzo por garantizar que la misma incertidumbre financiera no las incapacite para proteger a nuestros clientes de los nuestros cuatro competidores, la muerte, la invalidez, la enfermedad y la vejez como dije al empezar este artículo.
Hace algunas semanas escribí acerca de los problemas financieros en Turquía y en otras naciones altamente endeudadas en moneda extranjera.
Para mí es importante explicarte que el punto de tratar estos temas no es predecir que la próxima crisis financiera internacional va a empezar en Turquia, o en Polonia.
Obviamente tampoco jugarle al reportero.
El objetivo es que comprendas la complejidad de la maquinaria a la que llamamos economía global. La cual como toda maquinaria con miles de piezas interconectadas se puede descomponer cualquier día. Y ni la persona o el robot más inteligente del mundo puede predecir cuándo va a ocurrir.
Los medios especializados en economía y finanzas están llenos de personas que dicen poder predecir el futuro de la economía global. Y que cobran bastante caro por compartirte sus predicciones.
La realidad es que el único seguro verdaderamente efectivo hacia el futuro es la previsión. La cual, por cierto, es imposible sin conocimiento.
Un poco de historia moderna de la economía mexicana
El conocer la historia económica de México es muy útil para saber qué ha sucedido en crisis pasadas para luego tratar de imaginar cómo le iría a nuestra salud patrimonial familiar si se repitieran las condiciones del pasado.
(Desde luego sabemos que la próxima vez no va a ser igual. Pero en algún lugar debemos comenzar nuestro ejercicio de simulación).
1976
El 31 de agosto el Banco de México se queda sin dólares que vender así que deja de intervenir en el mercado cambiario. Al salir el principal comprador de pesos del mercado el tipo de cambio dólar/peso se deprecia 64% en un día.
(Por comparación el tipo de cambio se ha depreciado un 46% en los cinco años y nueve meses de la administración de Enrique Peña, 56% si tomamos como base de comparación el 2 de julio de 2018, un día después de las elecciones).
Esta fue la primer gran crisis económica en una generación. También tuvo muchos componentes de una crisis política. En el periodo que va de las elecciones a la toma de posesión de José López Portillo circulaban toda clase de rumores que dañaron mucho la confianza en el país y en su moneda.
Parece que realmente la gente creía que Luis Echeverría iba a dar un golpe de estado contra su propio candidato para convertir a México en un país socialista.
La alta inflación o pérdida del poder adquisitivo del dinero que caracterizó al sexenio de Luis Echeverría mostró los primeros signos de cómo serían los siguientes años:
1. Los propietarios de bienes inmuebles o de activos físicos (como fábricas) se enriquecieron ya que la inflación aumenta el valor de sus activos. Aunque no si vivían de los ingresos en pesos que los generan esos bienes, como por ejemplo:
2. Los arrendadores y pensionados que dependían de un ingreso que no se ajusta rápidamente con la inflación. Los cuales se empobrecieron aceleradamente.
3. El ahorro en pesos se volvió imposible ya que el dinero pierde tan rápido su valor que se vuelve inútil guardarlo.
Sin embargo, lo más doloroso de la crisis para las mentes de nuestros padres y abuelos fue la pérdida de confianza en el país, en el que tenían puestas sus esperanzas, y en la moneda a la que creían una reserva de valor.
Otra cosa que podemos aprender en la crisis de 1976 es los efectos no se percibieron de forma inmediata en el bolsillo de la gente.
Esto se debió a varios factores
El gobierno de Luis Echeverría terminó su sexenio con un gran aumento salarial que por decreto elevó los ingresos familiares. Desde luego, las consecuencias se hicieron sentir en los siguientes años.
Las importaciones representaban una parte relativamente pequeña de la oferta de productos y servicios y el endeudamiento de los particulares en moneda extranjera (básicamente dólares) era muy bajo.
Así que muchas personas pensaron que el problema solo afectaría a los empresarios ricos que estaban endeudados en dólares.
Lo cual me lleva a afirmar que la gran lección de la crisis de 1976 fue que una población mayoritariamente mal informada en economía no tenía forma de prever lo que se les venía encima.
Referencias
http://www.ostrovegroup.com/index.cfm
http://mexicomaxico.org/Voto/CrisisMex.htm#echeverria