Este momento de la historia nacional se puede describir de la siguiente manera: José López Portillo y su equipo intentaron apagar un incendio…. rociándolo con chorros de gasolina.
Orígenes de la crisis
El Ing. Manuel Aguirre Botello, en su artículo Las Crisis Económicas en México 1929 – 2012, hace un muy buen trabajo de análisis sobre los orígenes de las crisis económicas en el país. Especialmente a partir de 1976, ya que las vivió personalmente.
La idea de Luis Echeverría, y compañía, de que un país puede pedir prestado, o imprimir con billetes su camino al desarrollo, fue llevada a la perfección por su sucesor bajo la premisa de que un país rico en petróleo sí puede endeudarse hasta la prosperidad. (Más o menos la misma idea que otra tarjeta de crédito te va a llevar a la riqueza).
Con el argumento de que los mexicanos nos habíamos vuelto ricos gracias al petróleo, las políticas del gobierno y la locura colectiva de los empresarios llevaron al país a un nivel de endeudamiento en moneda extranjera del 90% del producto interno bruto (la producción nacional de un año).
Hace unas semanas escribí un artículo en el que te platiqué de la delicada situación económica de Turquía donde la deuda contratada en moneda extranjera es un problema grave porque llega a 50% del producto interno bruto.
¡Imagínate las dimensiones del problema cuando ese indicador llega casi al doble!
¿Por qué esto es un problema tan serio?
A fines de 1981 la situación económica de México era crítica. Y contrario a lo que cuenta la leyenda urbana de que algunas personas con buenas conexiones en el gobierno tuvieron información confidencial que les permitió salvarse del desastre, la verdad era que bastaba con leer el periódico para darse cuenta de lo que iba a pasar.
Siempre y cuando quien leyera el periódico supiera entender la información que tenía que buscar.
La historia tiene sus componentes cómicos.
El 5 de febrero de 1982 el presidente Lopez Portillo salió en cadena nacional a declarar:
“Defenderé el peso como perro”.
Seguramente los lectores que nacieron después de ese año creerán que es broma. Pero la cita es fácil de encontrar en internet. Lo más increíble del caso es que mucha gente decidió tomar sus precauciones, moviendo sus ahorros a las cuentas en dólares que en aquellos años ofrecían los bancos mexicanos.
Porque resulta que otra curiosidad de aquellos tiempos es que podías entrar a una sucursal de Banamex, Bancomer o cualquier otro de los bancos que existían en aquel entonces y pedir que te abrieran una chequera o una cuenta de ahorros en dólares.
El 18 de febrero de ese año se repitió una vez más el patrón de 1976. El Banco de México se quedó sin dólares para vender por lo que tuvo que salirse del mercado cambiario.
Ese día el peso pasó de 26.81 a 37.55 por dólar. Como en un barco donde empieza un incendio todos corrieron a los botes salvavidas: Acumular dólares. Solo para encontrar que los botes (las cuentas de banco denominadas en dólares) eran una trampa.Para los primeros días de agosto el tipo de cambio era de 48.79 pesos por dólar. ¡Una devaluación del 82%!
El 6 de agosto la trampa se cerró sobre aquellos que habían tenido confianza en el sistema bancario nacional. Se crearon dos paridades. La más baja, fijada en 49.13 pesos por dólar, serviría para la conversión a pesos de los depósitos bancarios en dólares, el pago de deudas y las importaciones prioritarias.
Mientras tanto seguiría existiendo un tipo de cambio de mercado que sería determinado libremente por la oferta y la demanda. El tipo de cambio libre quedó ese día en 75.33 pesos por dólar. Mismo que además siguió subiendo hasta 104 pesos por dólar por la tarde del 31 de agosto.
En un mes los ahorradores que habían dejado su dinero en México habían visto desaparecer el 50% de su patrimonio medido en dólares.
El desastre quedó completo al día siguiente: 1 de septiembre de 1982. En su último informe de gobierno confiscó los bancos privados e impuso un control de cambios (la prohibición legal para realizar operaciones en moneda extranjera).
El daño al patrimonio de la gente al concluir el sexenio de este presidente fue terrible. El tipo de cambio se depreció 646% y la inflación durante el sexenio fue del 458%. Además de la pérdida en el poder adquisitivo de los salarios y la destrucción de los ahorros la crisis de 1982 destruyó a una buena parte del aparato productivo nacional.
El gobierno suspendió muchos de sus proyectos de un plumazo. Así que muchas empresas que trabajaban para él, se quedaron sin trabajo y tuvieron que cerrar.
Muchos otros negocios fueron atrapados con deudas en moneda extranjera y flujos en pesos. Nadie puede sobrevivir a un aumento de siete veces en sus costos de financiamiento.
Conclusión de la crisis de 1982
Este evento fue de hecho una continuación de la crisis de 1976 alimentada por un gobierno que utilizó los descubrimientos de enormes reservas de petróleo para conseguir préstamos que le permitieron evitar hacer los grandes ajustes que había que hacer.
La semana próxima platicaremos de los enormes, casi increíbles costos, del pago de aquellas deudas gigantescas.
Fuentes: