Un optimista visualiza un futuro positivo. Cuando sucede algo negativo, un optimista solo lo ve como un tropezón temporal. Además de que ser personas optimistas nos hace una compañía más agradable para los demás, ¿quién querría compartir su tiempo con el que ve siempre el punto negro en la fiesta perfecta? Ver las cosas con una visión positiva tiene sus ventajas adicionales.
Por ejemplo, la evidencia sugiere que los optimistas viven por más tiempo.
Investigación lo avala
En 1991, investigadores iniciaron un estudio de 1,000 holandeses (hombres y mujeres). Los sujetos pasaron por un examen físico y respondieron a un interrogatorio detallado. Luego, los investigadores los agruparon en cuartiles y categorizaron al cuartil inferior como los “pesimistas” mientras que los del cuartil superior fueron designados los “optimistas”. Durante los nueve años que duro la prueba, los investigadores encontraron que los optimistas murieron 55% menos que los pesimistas. Incluso se presentaron 23% menos enfermedades cardiovasculares que entre los pesimistas. Ser optimista no solo ayuda a tu salud. También mejora tus resultados como inversionista. Un optimista acerca del mercado de valores, en inglés les llaman “bulls” esperan que los precios de las acciones suban y piensa que las caídas son solo retrocesos temporales. Por otro lado, hay quien dice que un pesimista no es otra cosa que un realista bien informado.
¿A cuál de estas dos posturas favorece la evidencia?
El documento Credit Suisse Investment Returns Yearbook es una fuente muy seria para obtener información sobre resultados de largo plazo de los mercados. Es publicada por los profesores de economía Elroy Dimson, Paul Marsh y Mike Stauton. La primera edición publicada en 2002, fue incluso titulada El Triunfo de los Optimistas. Ciertamente que los optimistas navegan con el viento a su favor. De acuerdo al Yearbook 2018, el mercado accionario de los Estados Unidos ha producido un rendimiento total (incluyendo reinversión de dividendos) del 9.6% desde el año 1900. En términos reales, ajustados por inflación, las acciones estadounidenses han pagado más del 6.5% al año por más de un siglo. Sin duda es un excelente rendimiento, que supera con creces a prácticamente cualquier inversión incluyendo los bienes raíces habitacionales (casas y departamentos para rentar) a los que los mexicanos somos tan afectos.
¿Por qué el mercado accionario produce estos rendimientos?
La respuesta más frecuente tiene que ver con el riesgo. Típicamente mayor riesgo produce mayor rendimiento. El mercado accionario nos permite ser dueños de una fracción de cualquier empresa. Si adquieres una variedad de acciones puedes tener un interés patrimonial en la fabulosa maquinaria de hacer dinero que se llama Corporate America. Una extraordinaria herramienta para irte haciendo de tu parte en las grandes corporaciones americanas, sin poner tu dinero en riesgo, es la nota estructurada de Investors Trust. Da click aquí para obtener más información y solicitar una explicación detallada. Por supuesto, la propiedad de esas acciones conlleva un riesgo. Y de hecho, las acciones, en general, están en el extremo del espectro del riesgo. Los bonos de corto plazo emitidos por el Tesoro de los Estados Unidos (así le llaman ellos a su secretaria de hacienda) se encuentran entre los más seguros (y por lo tanto, con menor rendimiento) activos financieros. Mientras que los bonos de largo plazo (existen en plazos tan largos como 30 años) dan un rendimiento mayor, pero implican también un riesgo mayor. De cualquier forma, desde 1900, los bonos de largo plazo emitidos por el Tesoro han pagado un rendimiento anualizado del 4.9%, apenas un poco más que la mitad de lo que han pagado las acciones. Los bonos corporativos son más riesgosos que los bonos del Tesoro porque vienen con el riesgo adicional de que la compañía que los emite quiebre. Y las acciones son aún más riesgosas que los bonos, porque los accionistas están ubicados por debajo de los tenedores si se trata de recuperar su dinero en caso de una bancarrota.
En resumen, las acciones compensan a sus propietarios con un mayor rendimiento por el mayor riesgo que asumen al tenerlas. Esta es una versión simplificada de las cosas. Veamos el tema desde otro ángulo.
Se pueden inventar un montón de cosas, pero entre las que no se puede inventar está el efectivo. El flujo libre de caja, en inglés free cash flow FCF es el efectivo que le queda a una empresa después de descontar sus gastos de operación y de capital (los gastos necesarios para mantener en buen estado de funcionamiento y en condiciones competitivas los activos de la empresa como son maquinarias, equipos y edificios). El FCF no miente porque es mucho más difícil de manipular que las ganancias. Como dijo una vez el renombrado economista Alfred Rappaport: “Las utilidades son una opinión, el efectivo es un hecho”. El FCF es parte fundamental en la creación de valor para los accionistas. El valor de mercado de una empresa es esencialmente el valor presente de su futuro FCF (o al menos el valor percibido por el mercado del futuro FCF). Por lo tanto, hace sentido suponer que si el FCF de una empresa o del mercado en general crece con el tiempo, también lo hará el precio de las acciones de esa empresa o de todas las empresas. En 1999, poco tiempo antes de que estallara la burbuja tecnológica, el FCF de todas las empresas representadas en el S&P 500 (un conjunto de las 500 empresas más grandes del mercado accionario de Nueva York y por tanto de los Estados Unidos) era de aproximadamente 370,000 millones de dólares. El año pasado el FCF de las empresas agrupadas en el S&P 500 (que interesantemente ya no son las mismas) fue de 1.3 billones de dólares (si billones de los nuestros, de los que tienen 12 ceros). Dicho de otra forma: en dos décadas las grandes empresas norteamericanas han incrementado su FCF en casi 250%. Es cierto que cerca de la mitad del incremento puede atribuirse a inflación. Pero el resto del cambio es resultado de la innovación, decisiones acertadas en la colocación del capital y el crecimiento económico general. A veces los mercados, es decir las miles y miles de personas que participan en ellos, sobrestiman o subestiman el futuro FCF. Pero mientras la economía continúe expandiéndose, las compañías innovando y creando nuevos productos y mercados el FCF se mantendrá relevante. Y mientras los administradores de esas corporaciones sigan invirtiendo el capital disponible en forma inteligente para satisfacer a la demanda y generar nuevos ingresos… con el tiempo Corporate America producirá más y más FCF.
Sin duda algo que ayuda y ayuda mucho para ver las cosas con optimismo es tener garantizado el acceso a la mejor atención médica. Lee mi artículo ¿Cuál es el mejor seguro de gastos médicos mayores? para conocer más.
Fuente: The Stansberry Digest, Stansberry Research, fecha de consulta 8 de febrero de 2018.